Turismo en Buenos Aires: tango, fútbol y la vida porteña
Visitar Buenos Aires es sumergirse en una ciudad que late al ritmo del tango, el fútbol y la vida urbana. Conocida como la «París de Sudamérica», mezcla arquitectura europea, cultura latina y una energía inagotable que enamora a cada visitante.
Qué ver
- Obelisco: Icono de la ciudad en plena Avenida 9 de Julio.
- La Boca: El barrio más colorido, con Caminito, murales y pasión futbolera en la Bombonera.
- San Telmo: Calles empedradas, ferias de antigüedades y tango en cada esquina.
- Recoleta: Elegancia europea, cafés tradicionales y el famoso cementerio con la tumba de Eva Perón.
- Puerto Madero: Zona moderna con rascacielos, restaurantes y paseos junto al río.
- Palermo: El barrio más trendy, con parques, arte urbano y vida nocturna.
Dónde hospedarse
- Microcentro: Ideal para estar cerca de los principales atractivos (USD 80–120/noche).
- Palermo: Hoteles boutique y hostels modernos, rodeados de bares y restaurantes (USD 100–150/noche).
- Recoleta: Opciones elegantes y más tranquilas (USD 150–200/noche).
Presupuesto sugerido
- Viaje económico: USD 50–70/día (hostels, transporte en subte, comida en bodegones).
- Viaje medio: USD 100–150/día (hoteles 3 estrellas, cenas en parrillas, shows de tango).
- Viaje premium: USD 200–350/día (hoteles 4–5 estrellas, experiencias privadas, cenas gourmet).
Dónde comer
- Parrillas clásicas: Don Julio, La Cabrera, El Desnivel.
- Cafés históricos: Café Tortoni, notable por su tradición y espectáculos de tango.
- Opciones locales: Empanadas, choripanes en la costanera, pizzas al molde en Güerrin.
- Alta cocina: Tegui y Aramburu, entre los mejores restaurantes de Latinoamérica.
Consejos prácticos
- El subte y los colectivos son la forma más práctica de moverse, usando la tarjeta SUBE.
- Las propinas en restaurantes suelen ser del 10 %.
- Buenos Aires es segura en zonas turísticas, pero conviene estar atento en lugares concurridos.
- La mejor época para visitar es en primavera (septiembre-noviembre) y otoño (marzo-mayo).
Buenos Aires no se recorre, se vive: entre un tango improvisado, un partido de fútbol y un café compartido en una esquina porteña.
